
Si has recibido atrasos de pensiones, ¡ojo con Hacienda! Declarar correctamente estos ingresos es una obligación fiscal, pero es que además es lña clave para evitar sanciones y, de paso, aprovechar beneficios fiscales como la reducción del 30%.
En este artículo te explicamos, de forma clara y directa, cómo declarar los atrasos de pensiones, qué documentos necesitas y qué pensiones no tienes que declarar. Porque en temas de impuestos, más vale prevenir que pagar de más… ¡Sigue leyendo y no dejes que un error te cueste caro!
Tabla de contenidos
¿Qué son los atrasos de pensiones?
Los atrasos de pensiones son aquellas cantidades que corresponden a periodos anteriores, pero que se reciben de forma acumulada en un único pago. Estos atrasos suelen generarse cuando una pensión es reconocida tras una sentencia judicial, cuando se produce un reajuste en la cuantía de la pensión o al resolver situaciones administrativas que habían retrasado el pago de las mensualidades correspondientes.
Por ejemplo, si un beneficiario ha solicitado una pensión y, tras un proceso judicial, se reconoce su derecho a percibirla desde una fecha anterior, recibirá de golpe todas las mensualidades atrasadas. Otra situación común es cuando se revisan las bases de cotización y se reajustan las cuantías de las pensiones, generando un pago adicional por los periodos pasados.
¿Qué ocurre a nivel fiscal? Pues que estos atrasos, aunque se perciban en un solo pago, deben imputarse fiscalmente al periodo en el que se generaron, lo que puede requerir la presentación de autoliquidaciones complementarias para los ejercicios fiscales anteriores. Además, si cumplen con ciertos requisitos, es posible aplicar una reducción del 30% en el IRPF, lo que supone un importante ahorro fiscal.
Tratamiento fiscal de los atrasos de pensiones
Desde el punto de vista fiscal, los atrasos de pensiones se consideran rendimientos del trabajo a efectos del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Por lo tanto, deben integrarse en la base imponible general de la declaración de la renta, al igual que un salario o una prestación por desempleo. Sin embargo, el tratamiento específico de estos ingresos difiere al tratarse de cantidades que corresponden a ejercicios fiscales anteriores.
En situaciones donde los atrasos se perciben en un único pago, pero corresponden a varios años, Hacienda establece que estos rendimientos deben imputarse al ejercicio fiscal correcto. Es decir, si recibes en 2025 atrasos correspondientes a los años 2022, 2023 y 2024, tendrás que presentar autoliquidaciones complementarias para cada uno de esos ejercicios. Lo bueno es que, siempre que se haga dentro del plazo y cumpliendo los requisitos, estas autoliquidaciones no conllevan sanciones, intereses de demora ni recargos.
El procedimiento para presentar estas autoliquidaciones es relativamente sencillo. Se accede a la Sede Electrónica de la Agencia Tributaria, se selecciona la opción de presentar una declaración complementaria y se ajustan los rendimientos del trabajo para incluir los atrasos percibidos. Es importante contar con la documentación que acredite estos atrasos, como la resolución judicial o los certificados de la Seguridad Social, para justificar la procedencia de los ingresos y el periodo al que corresponden.
Ejemplo práctico
Imaginemos que Ana ha recibido en 2025 un pago de 12.000 euros en concepto de atrasos de su pensión, correspondientes a los años 2023 y 2024. Para regularizar su situación fiscal, Ana deberá:
- Presentar una autoliquidación complementaria del IRPF de 2023, declarando la parte correspondiente (por ejemplo, 6.000 euros).
- Hacer lo mismo con el ejercicio fiscal de 2024.
- Aprovechar, si procede, la reducción del 30% en el IRPF si estos atrasos cumplen con el criterio de periodo de generación superior a dos años o se consideran rendimientos obtenidos de forma notoriamente irregular en el tiempo.
Actuar correctamente en estos casos no solo evita problemas con Hacienda, sino que también permite optimizar la tributación, reduciendo el impacto fiscal de estos ingresos extraordinarios.
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¿Qué es la reducción del 30% en atrasos por pensiones reconocidas en sentencia?
La reducción del 30% en el IRPF para los atrasos de pensiones es un beneficio fiscal que permite rebajar la tributación de estos ingresos cuando cumplen ciertas condiciones. Esta reducción se aplica a los rendimientos del trabajo que tienen un periodo de generación superior a dos años o que se consideran obtenidos de forma notoriamente irregular en el tiempo, como es el caso de los atrasos reconocidos mediante una resolución judicial.
Para que los atrasos de pensiones puedan beneficiarse de esta reducción del 30%, deben cumplirse los siguientes requisitos:
- Periodo de generación superior a dos años: Los importes deben corresponder a pensiones no percibidas durante más de dos años.
- Percepción en un único periodo impositivo: Es necesario que los atrasos se reciban en un solo pago, aunque correspondan a varios ejercicios fiscales.
- Resolución judicial o administrativa: La reducción se aplica especialmente cuando los atrasos derivan de un reconocimiento judicial, como en casos de recursos o reclamaciones ante la Seguridad Social.
Ejemplo práctico:
Imaginemos que Carlos ha recibido en 2025 un pago de 15.000 euros en concepto de atrasos de su pensión, correspondientes a los años 2021, 2022 y 2023. Estos atrasos han sido reconocidos mediante una sentencia judicial.
- Sin aplicar la reducción del 30%, Carlos tendría que tributar por los 15.000 euros como rendimientos del trabajo, lo que podría suponer una carga fiscal considerable dependiendo de su base imponible.
- Aplicando la reducción del 30%, la base imponible se reduciría a 10.500 euros (15.000 – 30%), lo que supone un importante ahorro fiscal y podría evitar que salte a un tramo superior de IRPF.
Esta reducción fiscal es especialmente relevante para aquellos contribuyentes que, al recibir un pago único elevado, podrían enfrentarse a un incremento significativo en su tributación anual. Por ello, es fundamental revisar si se cumplen los requisitos y presentar la documentación adecuada para aprovechar este beneficio fiscal al máximo. Te recomendamos contactar con nosotros para no cometer errores.
IMPORTANTE: Los pensionistas que no aplicaron esta reducción fiscal en su momento tienen la opción de solicitar la rectificación de su declaración de la renta para reclamar la devolución de ingresos indebidos, siempre y cuando el ejercicio fiscal no esté prescrito.
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¿Qué pensiones no se declaran?
No todas las pensiones están sujetas a tributación en el IRPF, y conocer cuáles están exentas puede suponer un importante ahorro fiscal. Existen determinadas situaciones en las que las pensiones percibidas no deben incluirse en la declaración de la renta, lo que puede evitarte sorpresas desagradables con Hacienda.
Entre las pensiones exentas de tributación, destacan:
- Pensiones por incapacidad permanente absoluta o gran invalidez: Tanto si proceden de la Seguridad Social como de seguros privados, estas pensiones están exentas hasta el límite máximo reconocido por la Seguridad Social. Esta exención se debe a la naturaleza de la prestación, que busca cubrir las necesidades básicas de personas que no pueden trabajar.
- Pensiones de orfandad: Estas prestaciones, destinadas a menores o personas con discapacidad que han perdido a sus progenitores, no tributan en el IRPF, ya que se consideran rentas asistenciales.
- Auxilio por defunción: Esta ayuda económica, que se otorga para cubrir los gastos del sepelio del fallecido, tampoco se debe declarar. Se trata de una prestación puntual que no se considera ingreso tributario.
- Pensiones a favor de familiares por incapacidad absoluta del titular: Si el titular de la pensión tiene una incapacidad absoluta, las prestaciones a favor de sus familiares están exentas de tributación.
Para saber si tu pensión está exenta de declarar, lo ideal es consultar la normativa del IRPF o contar con el asesoramiento de un asesor fiscal. Identificar correctamente el tipo de pensión no solo te ahorrará trámites innecesarios, sino que también evitará que pagues impuestos de más. Además, en caso de haber tributado por una pensión exenta, puedes solicitar la rectificación de la declaración de la renta para recuperar el dinero ingresado indebidamente.
Pasos para declarar atrasos de pensiones correctamente
Por último, vamos a explicarte cómo declarar los atrasos con las pensiones correctamente y evitar problemas con Hacienda y, además, aprovechar posibles beneficios fiscales. Si has recibido un pago acumulado de pensiones correspondientes a ejercicios anteriores, debes seguir un proceso claro y ordenado para reflejarlo adecuadamente en tu declaración de la renta.
El primer paso es recopilar toda la documentación necesaria. Debes contar con los certificados de la Seguridad Social, que detallan las cantidades percibidas y los periodos a los que corresponden los atrasos. Además, si los atrasos han sido reconocidos mediante una sentencia judicial, es imprescindible disponer de la resolución judicial o administrativa. También resulta útil tener a mano los justificantes de pago, que pueden solicitarse al banco o a la entidad pagadora, ya que te servirán como prueba documental en caso de que Hacienda solicite más información.
A la hora de reflejar los atrasos en la declaración de la renta, el proceso requiere cierta precisión. Debes acceder a la Sede Electrónica de la Agencia Tributaria y seleccionar la opción para presentar una autoliquidación complementaria. Debes presentar una declaración complementaria para cada uno de los ejercicios fiscales a los que correspondan los atrasos. Por ejemplo, si el pago recibido en 2025 incluye atrasos de 2022 y 2023, tendrás que presentar dos complementarias, una para cada año. Al cumplimentar la declaración, debes incluir los atrasos en el apartado de rendimientos del trabajo y, si los atrasos cumplen los requisitos necesarios, aplicar la reducción del 30% en caso de que tengan un periodo de generación superior a dos años o se consideren rendimientos obtenidos de forma irregular en el tiempo.
No mezcles los atrasos con los ingresos del año actual; en su lugar, asegúrate de imputarlos al ejercicio fiscal correcto mediante las declaraciones complementarias correspondientes. Además, revisa si las retenciones aplicadas a estos atrasos fueron suficientes, ya que, en algunos casos, podrías encontrarte con una declaración que salga a pagar si no se ha retenido lo adecuado. Si los atrasos cumplen los requisitos, aplicar la reducción del 30% no solo es recomendable, sino que podría suponer un ahorro significativo en tu tributación.
Por último, si tienes dudas o tu caso es especialmente complejo, lo más recomendable es consultar con un asesor fiscal como nosotros. Contar con la ayuda de un profesional te permitirá evitar posibles errores y garantizar que tu declaración de la renta se presenta correctamente, cumpliendo con todas las obligaciones fiscales y optimizando al máximo tu situación tributaria.